En el Mercat Medieval de Calafell es posible encontrar de todo, bueno y malo. Entre lo bueno, que lo hay y en cantidad, está el hecho de que se ha celebrado antes de que desaparezca el grueso de turistas de Agosto, hay varios días para visitarlo y ya tiene una fama consolidada y por lo tanto atrae a muchos visitantes de otras poblaciones.
El ambiente está en la calle y aunque a ratos puede agobiar es un no parar de gente fluyendo (no hacia la luz, sino por todas las calles). El mercat medieval incluye disfrutar de espectáculos, luchas de caballeros, música medieval, productos artesanos, danzas medievales y otros espectáculos, paradas de venta de artículos a imitación de la época (desde espadas a jabones, figuras talladas, etc) y gastronomía de todo tipo. Y ahí es donde vienen algunas quejas y críticas: una a la pérdida de personalidad de estas ferias de Calafell, como bien explica Miquel Casellas en su blog y la otra la de algunos restauradores.
Los comerciantes de Calafell pueden tratar de coger una parada y poner ahí sus productos. Sin embargo, los restaurantes de la zona que no pueden disponer de una se han encontrado este año con que ha habido más paradas que el anterior, no se sabe quién ni bajo qué criterio las ha seleccionado, pero había tantas de comida que lo difícil es que los visitantes del Mercat Medieval parasen a comer o cenar en un restaurante de Calafell Poble. Hay que dinamizar el comercio, pero el propio antes que el ajeno.
Había hasta un puesto de döner kebab que de medieval no tiene nada (el kebab sí, pero esta variante moderna no) e incluso una pizzería al estilo actual, nada que ver con las "piceas" anteriores al XVII que no llevaban ni tomate. Eso tiene poco de medieval y mucho de quitar parte de negocio a los comerciantes de Calafell que pueden ofrecer el mismo producto.
Se puede ver de todo, mirando hacia arriba y hacia abajo. Pero particularmente, levantando la vista, una de las banderolas en una calle de Calafell es bastante cómica. Pertenece a Artes y Oficios, pero tal como están las cosas hoy, en Calafell y en todo el país, uno piensa si esta imagen no es la de un ciudadano poniendo el cuello para que se lo corten con las tijeras de las "retallades" o bien está directamente arrodillado poniendo el culo esperando una nueva promesa incumplida de Rajoy.
Lo dicho: siempre se pueden mejorar las cosas pensando en los de casa. Es así como debe hacerse. El Mercat Medieval se puede ver en muchas poblaciones y con los mismos puestos que se ven aquí. Pero lo interesante es ver artesanía, danzas, espectáculos, cosas propias de lo que el medievo representa. La gastronomía también es una parte, pero no debe resultar un handicap para restauradores calafellenses si el tipo de comida que se puede encontrar en el mercat también está disponible en los locales de Calafell.
Tras lo visto este año, además, habría que tomar medidas con el alcalde y tratar de que el año que viene no se comporte como si se hubiera pateado las tabernas medievales y se líe a insultar y amenazar a ningún vecino de Calafell. El vasallaje, la autoridad patriarcal heredada, el derecho de pernada y el feudalismo, hace tiempo que -se supone- dejaron de existir.
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