La vida desde el desempleo
Carlos Grande Iglesias, de Calafell, mantiene un blog en el que narra a diario cómo es la vida de un parado. Las ilusiones, desesperaciones, optimismo y ajustes. Ha logrado miles de seguidores
Es uno de los más de 5,5 millones de desempleados del país. Con 53 años no encuentra trabajo. Una mala edad.
Carlos Grande Iglesias, de Calafell, narra a diario en su blog (http://unparadoentarragona.blogspot.com) la vida del parado. La ilusión del empleo, las decepciones y cómo transcurre la vida.
Su iniciativa tiene más de 5.000 seguidores. Porque muchos se ven reflejados. Porque nadie está libre de verse en la situación. Porque es la realidad de la calle vista de quien se ve obligado a pasearla a diario.
«Hemos salido en todos los diarios, revistas, suplementos y televisiones por culpa de la guerra campal entre policías, manteros y veraneantes», narra la pelea entre policías y manteros de Calafell. «A los políticos les ha estallado el conflicto en la cara por no hacer los deberes, como siempre». Está indignado con la reacción de los paseantes que criticaron a la policía.
«En cuanto a todos los veraneantes que apoyaban la venta ilegal, ninguno debe de tener comercio y parece que todos están de acuerdo en que no se aplique el Código de Comercio ni la Ley de Extranjería», dice en su blog.
La llamada
Carlos Grande se levanta a las siete de la mañana y siempre con el móvil cerca por si llega la llamada que le devuelva a la vida laboral. Mientras, su familia es su vida, la lectura, y mantenerse al día de las novedades fiscales. Por si llega esa llamada, aunque ya está abierto a todo.
Su blog nació con la intención de denunciar la situación de los parados. Lo solo que te sientes. En una entrevista explicaba que «la familia que antes te llamaba día sí, día no, ahora no te llama. Que los que parecían amigos, desaparecen. Que llegar a fin de mes es casi imposible. Que si tienes algún proyecto te desaniman».
Narra el día a día de las restricciones familiares. «Ayer, los automovilistas que decidieron ir por la autopista, se encontraron con la desagradable sorpresa de que los peajes habían subido y que la gasolina estaba por las nubes. Pronto, con los 15 euros semanales no me va a llegar ni para ir a El Vendrell, que está a 5 kilómetros».
Precios
En la carretera y el supermercado. «Creo que al informático de Eroski se le estropeó el aire acondicionado y decidió poner los precios de cualquier manera. Dan-Up de Danone. Si comprabas uno valía un euro. Si comprabas dos valían 3 euros, por lo que mis nietos se quedaron sin Dan-Up. Jabón para la ducha de Le marselleise, que estaba de oferta (siempre hay que mirar las ofertas), valía a 2,79 euros, mas de un euro que en cualquier otro sitio, que sin oferta valía a 1,70 euros».
La obligación aprieta. Luz, la justa y agua la imprescindible para la ducha y el aseo personal, de la ropa y de casa. 15 euros de gasolina para pasar la semana y para escribir por internet el despacho de un amigo. Ya no hay terrazas ni comer fuera.
«Por el café igual te sacuden 1,50 euros y por la cerveza a palo seco 2,70 euros. Digo yo, que les costará poner, aunque sea unos cacahuetes. Por lo menos la gente tendría un aliciente para sentarse en una terracita. Oye, que no, que por el café 250 pesetas y por la cervecita 500 pesetas. Si lo quieres bien y si no pues a seguir paseando que es gerundio». Sí que se reservan dos euros por si la suerte llega en forma de Euromillones.
Cuenta las peripecias del día a día. Falsas ofertas de trabajo en las que quizá alguna vez ha caído Carlos. «El viernes fui a hacer los recados a Tarragona. Buscar el traje de la tintorería para las entrevistas ( a ver si me llaman), hacer alguna compra y visitar El Corte Inglés, como los de pueblo». Malos tiempos corren para la Ciudad, reflexiona. «Los habitantes de Tarragona ciudad, que se precien, o son funcionarios o trabajaban en Caixa Tarragona y también se creían funcionarios».
«A los segundos se les hundió el chiringuito. Primero la fusión con Caixa Catalunya y ahora no se sabe muy bien que es lo que va a pasar. Tan chulitos que eran ellos (...) concediendo hipotecas o preferentes a su antojo como si de un noble medieval se tratara».
Carlos no deja de expresar sus sentimientos en el blog. También con esperanza. Un día se despedía de sus miles de seguidores en su blog con un «que tengáis una buena noche, que soñéis con los angelitos, que seguro que mañana alguien nos va a llamar para contratarnos».
Carlos Grande Iglesias, de Calafell, narra a diario en su blog (http://unparadoentarragona.blogspot.com) la vida del parado. La ilusión del empleo, las decepciones y cómo transcurre la vida.
Su iniciativa tiene más de 5.000 seguidores. Porque muchos se ven reflejados. Porque nadie está libre de verse en la situación. Porque es la realidad de la calle vista de quien se ve obligado a pasearla a diario.
«Hemos salido en todos los diarios, revistas, suplementos y televisiones por culpa de la guerra campal entre policías, manteros y veraneantes», narra la pelea entre policías y manteros de Calafell. «A los políticos les ha estallado el conflicto en la cara por no hacer los deberes, como siempre». Está indignado con la reacción de los paseantes que criticaron a la policía.
«En cuanto a todos los veraneantes que apoyaban la venta ilegal, ninguno debe de tener comercio y parece que todos están de acuerdo en que no se aplique el Código de Comercio ni la Ley de Extranjería», dice en su blog.
La llamada
Carlos Grande se levanta a las siete de la mañana y siempre con el móvil cerca por si llega la llamada que le devuelva a la vida laboral. Mientras, su familia es su vida, la lectura, y mantenerse al día de las novedades fiscales. Por si llega esa llamada, aunque ya está abierto a todo.
Su blog nació con la intención de denunciar la situación de los parados. Lo solo que te sientes. En una entrevista explicaba que «la familia que antes te llamaba día sí, día no, ahora no te llama. Que los que parecían amigos, desaparecen. Que llegar a fin de mes es casi imposible. Que si tienes algún proyecto te desaniman».
Narra el día a día de las restricciones familiares. «Ayer, los automovilistas que decidieron ir por la autopista, se encontraron con la desagradable sorpresa de que los peajes habían subido y que la gasolina estaba por las nubes. Pronto, con los 15 euros semanales no me va a llegar ni para ir a El Vendrell, que está a 5 kilómetros».
Precios
En la carretera y el supermercado. «Creo que al informático de Eroski se le estropeó el aire acondicionado y decidió poner los precios de cualquier manera. Dan-Up de Danone. Si comprabas uno valía un euro. Si comprabas dos valían 3 euros, por lo que mis nietos se quedaron sin Dan-Up. Jabón para la ducha de Le marselleise, que estaba de oferta (siempre hay que mirar las ofertas), valía a 2,79 euros, mas de un euro que en cualquier otro sitio, que sin oferta valía a 1,70 euros».
La obligación aprieta. Luz, la justa y agua la imprescindible para la ducha y el aseo personal, de la ropa y de casa. 15 euros de gasolina para pasar la semana y para escribir por internet el despacho de un amigo. Ya no hay terrazas ni comer fuera.
«Por el café igual te sacuden 1,50 euros y por la cerveza a palo seco 2,70 euros. Digo yo, que les costará poner, aunque sea unos cacahuetes. Por lo menos la gente tendría un aliciente para sentarse en una terracita. Oye, que no, que por el café 250 pesetas y por la cervecita 500 pesetas. Si lo quieres bien y si no pues a seguir paseando que es gerundio». Sí que se reservan dos euros por si la suerte llega en forma de Euromillones.
Cuenta las peripecias del día a día. Falsas ofertas de trabajo en las que quizá alguna vez ha caído Carlos. «El viernes fui a hacer los recados a Tarragona. Buscar el traje de la tintorería para las entrevistas ( a ver si me llaman), hacer alguna compra y visitar El Corte Inglés, como los de pueblo». Malos tiempos corren para la Ciudad, reflexiona. «Los habitantes de Tarragona ciudad, que se precien, o son funcionarios o trabajaban en Caixa Tarragona y también se creían funcionarios».
«A los segundos se les hundió el chiringuito. Primero la fusión con Caixa Catalunya y ahora no se sabe muy bien que es lo que va a pasar. Tan chulitos que eran ellos (...) concediendo hipotecas o preferentes a su antojo como si de un noble medieval se tratara».
Carlos no deja de expresar sus sentimientos en el blog. También con esperanza. Un día se despedía de sus miles de seguidores en su blog con un «que tengáis una buena noche, que soñéis con los angelitos, que seguro que mañana alguien nos va a llamar para contratarnos».