jueves, 1 de marzo de 2012

Pensando en Calafell

Lo he leído en el facebook de un amigo, Jordi. Creo que lo que dice no hay mejor manera de expresarlo. Algunos entenderán las quejas y críticas del blog. A lo mejor algunos también se dan cuenta del ridículo que hacen allí arriba, en su poltrona de gobierno, mirando de reojo a los de al lado, mirando atrás en lugar de mirar con firmeza al futuro.

Hace días que no escribo sobre Calafell

Volviendo a casa después de una nueva movilización contra la reforma laboral me he puesto a escribir sobre Calafell con la adrenalina cargadita y me viene a la cabeza el juego de palabras incoherencia/ coherencia.

Pienso que cada uno tiene su propia coherencia, pero soy de los que piensa que en definitiva, somos lo que recorremos a lo largo de nuestra vida y en los diferentes ámbitos personal, familiar, profesional.... y es dentro de ese contexto, donde me cuesta entender la mecánica que se da en el escenario de Calafell.

La verdad es que no entiendo ese juego que va más allá de lo dialéctico y de la incoherencia es decir; si yo he sido enchufador como puedo criticar el enchufismo que hacen mis adversarios....si yo he aparcado mal, no iré con la cámara de fotos a fotografiar al vecino lo mal que aparca.... y si no recojo los detritus de mi perro, no criticaré a los que hacen lo mismo.

La cuestión es clara; si soy incapaz de ser un ejemplo? como puedo exigir a mis vecinos lo que yo no hago.

Esto que es tan simple, es una de las piezas que hace que la distancia entre políticos y ciudadanos vaya aumentando.

Indudablemente todos nos podemos equivocar (yo el primero y muchiiiiissssiiiimas veces) pero, desde el ámbito publico, sino existe una autocrítica de los errores propios y colectivos, la credibilidad queda tocada, el discurso no es honesto y es ofensivamente demagógico.

En cierta manera me identifico con un necio obstinado, que representa un pensamiento y una forma de vivir que se sitúa fuera del engranaje de la ambición, o de lo socialmente valorado.

Tenemos que conseguir hacer que los políticos en Calafell no hagan el ridículo, que hagan política al margen de la esquizofrenia, del traepacá, aestemelotrinco, alotrolenchufo o ahorapoyoaeste y mañanaalotro.

Los ciudadanos no se lo merecen.

De este tipo de mercadeo nunca he participado, me autoexcluí el primer día en que entró en mi cabeza el igualitarismo y el socialismo.

Afortunadamente en mi entorno, existen bastantes obstinados.

Sin acritud. Un abrazo!!

Jordi Alvarez Garcia


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