sábado, 5 de enero de 2008

Pan para hoy, hambre para mañana

Me pregunto...
Ladrillo + sol + playa
¿a qué población me recuerdan?
Segur está perfectamente retratado.
(copio y pego un post del blog de Escolar y La Fragua)

El paro ha registrado en 2007 el mayor aumento en cinco años. La mitad de los nuevos desempleados proceden de la construcción. El 40% de los que han perdido el trabajo son inmigrantes… Estas cifras no sólo suponen un problema personal y económico para esos seres humanos. También social. Son el caldo de cultivo para más exclusión social, marginalidad y radicalización del discurso xenófobo. A esta coyuntura se suma la subida de precios y la pérdida de confianza de los consumidores.

El PP sale ahora en tromba contra el Gobierno para decir que la política económica ha fracasado. Sí, y seguirá haciéndolo, pero no es sólo la política económica de este Gobierno, sino de todos los anteriores. Todos los Gobiernos de la democracia han apostado siempre y en primer lugar por una fórmula hasta ahora mágica: ladrillo+sol+playa.

La construcción mueve un mundo de plusvalías, comisiones, y empleos directos e indirectos: canteras, fábricas de material, transportes, electricistas, fontaneros, intermediarios… Si se para la construcción, en España, se para todo. Irlanda era un país más pobre que España en 1986, cuando ambos entraron en la entonces Comunidad Económica Europea (hoy Unión Europea). (Corrección, España entró en la UE en 1986, Irlanda en 1973. En los años 80 ambas tenían parecidas cifras macroeconómicas) Desde entonces, Irlanda ha apostado por la investigación y el desarrollo; ha apostado en basar su economía en el conocimiento. Hoy sus cifras económicas son excelentes.

España, en cambio, y gobierne quien gobierne, ha basado su economía en el pelotazo, el dinero fácil, la comisión, los márgenes de beneficio escandalosos y en cortar el grifo de los sueldos de los trabajadores. Encima la productividad sigue por los suelos: somos el país del café, copa y puro. De las comidas de dos horas, del llegar a casa a las diez para no tener que bañar a los niños. El país del corto plazo y la improvisación. El país del patxarán después de cada comida y del BMW sea como sea.

Ahora nos pilla el toro y el PP querrá aparecer, de cara a las elecciones, como el salvador de la patria, cuando ha sido el enterrador jefe del cementerio. Al PP le viene de perlas esta coyuntura económica. Tras el fracaso de su estrategia electoral basada en la crítica a la política antiterrorista del Gobierno, ahora por fin han mordido en zona descubierta. “Es el ladrillo, estúpidos: hay que decirle a la gente que con la burbuja inmobiliaria estábamos mejor”. Esta frase retumba estos días, seguro, en los gabinetes de estrategia electoral de los dos grandes partidos.

Asistamos, con regocijo, al “populismo del ladrillo” que ha empezado a desarrollar el PP y al que, quizá, se sume el PSOE.

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