Los bolets han crecido, salen de la cueva de la que nunca deberían haber salido.
Cada 4 años sucede lo mismo. No es algo particular de Calafell pero aquí, con 25.000 habitantes, ha habido hasta 12 candidaturas para el juego de la silla, que decía Diari de Tarragona hace unos años.
Y es que, así, como los bolets, aparecen los salvapatrias, los que van a hacer milagros aunque no tengan ni idea de política, ni experiencia, ni nada.
¿Alguien recuerda al NIC? ¿a Vía Democrática? ¿a ANEMI? ¿a otros inventos que no llegaron ni a hacerse porque desde este blog los pusieron en evidencia y desmontaron su chiringuito?
Pues llega el tiempo de pillar cacho. Estas elecciones aparecen propuestas que no saben ni redactar una simple publicación en facebook. Hay otros que ya vienen de 4 años atrás, tras pisar unas cuantas cabezas ciudadanas, que dicen que hace falta un cambio (y el cambio son ellos, claro). Otr@s, como la Suárez, enchufada en la Diputació como cargo de confianza de Olivella, que viene ahora a querer dar lecciones y ser alcaldesa. Pero es que la vergüenza se pierde cuando hay la oportunidad de pillar a incautos. El peor fue un tal Constantí Ortega, con Guanyem Calafell, que por 5 votos no consiguió ser concejal (y de eso que nos libramos) utilizando un nombre de partido que nada tiene que ver con lo que aparentaba con el "sí se puede".
Luego están otros trepas. Los que no se van y los que se fueron pero quieren volver. Este año, con el frustrado retorno de Sánchez y la marcha de Parera, Olivella y Triadó, se van las viejas glorias. Pero algunos quieren ocupar su lugar como sea, incluso resucitando a partidos personalistas sin la persona o metiéndose en donde sea.
Luego están otros trepas. Los que no se van y los que se fueron pero quieren volver. Este año, con el frustrado retorno de Sánchez y la marcha de Parera, Olivella y Triadó, se van las viejas glorias. Pero algunos quieren ocupar su lugar como sea, incluso resucitando a partidos personalistas sin la persona o metiéndose en donde sea.
Municipales, el 26 de mayo. Habría que prohibir a los que se han estado tocando las narices 4 años que ahora se acuerden de "parlar amb el poble", "escuchar al ciudadano" o "venir a salvarnos del infierno". Por pura higiene mental y democrática. Porque el vecino les importa un pito, lo que quieren es pillar cacho del pastel.