28.6.2012 - entonces ya no gustó el invento
La historia del carril bici en Calafell es digna de una chirigota de Cádiz. Cientos de miles de euros gastados en algo que no existe. Para los que no conozcan toda la historia de este invento, al final de la entrada la explico.
Ayer noche hubo una reunión con el concejal de gobernación (Clavero) y el de urbanismo (Solé) respecto a la petición vecinal de limitar o restringir el uso del paseo marítimo por las bicicletas.
Resumiendo mucho la reunión, diré que la propuesta final ha sido restringir el paso de bicicletas entre 9 y 14 y de 18 a 21, por el paseo marítimo. Ya veremos en qué acaba la cosa. En septiembre habrá una nueva reunión, para hablar del tema y ver qué se hace.
Resumiendo mucho la reunión, diré que la propuesta final ha sido restringir el paso de bicicletas entre 9 y 14 y de 18 a 21, por el paseo marítimo. Ya veremos en qué acaba la cosa. En septiembre habrá una nueva reunión, para hablar del tema y ver qué se hace.
El siguiente paso debería ser definir un carril bici, pintado en el paseo o donde sea. La intención es evitar que se produzcan más accidentes entre peatones y ciclistas (y patinadores). Y tener un carril bici, después de todo lo gastado en nada.
* Haya la restricción que haya, los menores de 11 años siempre pueden circular por el paseo acompañados de un adulto.
Historia de "la cosa"
Justo dos meses antes de las elecciones de 2011, Sánchez sorprendió a todos con un carril bici que era un desastre. Con informes de la policía y seguridad vial en contra, plantificó un mamotreto peligroso que quitaba plazas de aparcamiento y un carril de circulación en el paseo. Las quejas fueron inmediatas. La respuesta es que aquella cosa se había presentado dentro de un proyecto de colectores de la calle Rin y había estado en exposición pública 30 días (la misma estupidez que han dicho ahora los xulivellos con el "plan pegote"). Entonces, la oposición ciupepera no se enteró de nada hasta que no empezaron a pintar el carril bici.
Nada más entrar a gobernar, Olivella hizo que borraran aquel carril bici. Eso fue el principio de la historia del paso del 'cagarril' al 'nocarril'.
Después se convocó una mesa de participación ciudadana, la única que Quin Sidral ha sido capaz de convocar. Sólo 10 personas, a la última reunión ni fue el técnico del ayuntamiento ni la mitad de los convocados, el único ciclista de verdad que había en la mesa, en la segunda reunión dijo "ahí os quedáis", al ver el supertruño que estaban montando. Para colmo, la mesa de trabajo siempre se hizo a puerta cerrada.
El resultado fue que de todas las propuestas, al final se escogió la más barata para hacer una prueba. Un carril bici de convivencia. O sea, nada. Poner unos carteles en el paseo marítimo y dejar todo como estaba. Una prueba que, ante la falta de un proyecto claro y una participación ciudadana limitada a menos de 10 personas, nos dice que el nocarril ha sido un fiasco y ahora alguno se ve obligado a poner soluciones.
* Haya la restricción que haya, los menores de 11 años siempre pueden circular por el paseo acompañados de un adulto.
Historia de "la cosa"
Justo dos meses antes de las elecciones de 2011, Sánchez sorprendió a todos con un carril bici que era un desastre. Con informes de la policía y seguridad vial en contra, plantificó un mamotreto peligroso que quitaba plazas de aparcamiento y un carril de circulación en el paseo. Las quejas fueron inmediatas. La respuesta es que aquella cosa se había presentado dentro de un proyecto de colectores de la calle Rin y había estado en exposición pública 30 días (la misma estupidez que han dicho ahora los xulivellos con el "plan pegote"). Entonces, la oposición ciupepera no se enteró de nada hasta que no empezaron a pintar el carril bici.
Nada más entrar a gobernar, Olivella hizo que borraran aquel carril bici. Eso fue el principio de la historia del paso del 'cagarril' al 'nocarril'.
Después se convocó una mesa de participación ciudadana, la única que Quin Sidral ha sido capaz de convocar. Sólo 10 personas, a la última reunión ni fue el técnico del ayuntamiento ni la mitad de los convocados, el único ciclista de verdad que había en la mesa, en la segunda reunión dijo "ahí os quedáis", al ver el supertruño que estaban montando. Para colmo, la mesa de trabajo siempre se hizo a puerta cerrada.
El resultado fue que de todas las propuestas, al final se escogió la más barata para hacer una prueba. Un carril bici de convivencia. O sea, nada. Poner unos carteles en el paseo marítimo y dejar todo como estaba. Una prueba que, ante la falta de un proyecto claro y una participación ciudadana limitada a menos de 10 personas, nos dice que el nocarril ha sido un fiasco y ahora alguno se ve obligado a poner soluciones.
Hace justo un año que Chulivella se jactaba de que ya teníamos un carril bici de convivencia. ¡¡ Y una m...a tenemos !! No tenemos nada. Tenemos lo mismo que había antes de que Jordi Sánchez hiciera aquella cosa tan peligrosa. Pero con cuatro cartelitos.
Y ¿cuánto nos ha costado el no-carril? Pues según la web del ayuntamiento unos 2000 euros, aunque en la mesa de trabajo que se hizo para hablar del futuro no-carril, por poner unas señales habían hablado de hasta 53.000 euros. Pero ese no es el coste real...
El coste real de no tener absolutamente nada, en Calafell, si hacemos caso de lo que dicen unos y otros, puede haber superado los 400.000 euros
Lo que ha sucedido es
que durante el pasado verano y semana santa, es que el paseo era un caos absoluto. Los carteles
dicen que la prioridad es del peatón pero no se respeta. Y se han
producido atropellos, alguno ha terminado con el herido en ambulancia. Sencillamente, cuando no hay espacio para todos, poca convivencia puede haber.
